miércoles, 13 de octubre de 2010

“Rumi, el persa, el sufí” de Reza Arasteh (Merton, Ludovico Silva, psicoterapia y sufismo, II)


“El Rey del pensamiento imperturbable
Danzando se fue
Al otro país
Al país de la luz”
 
En una entrada reciente de este blog mencioné a Reza Arasteh, un psiquiatra iraní cuyo proyecto de extraer del misticismo persa herramientas útiles para la psicoterapia causó una profunda impresión en Thomas Merton. En ese post previo también mencioné que Merton había evocado a Arasteh en su última carta, de enero de 1968, a nuestro Ludovico Silva. Quizá, en esa referencia, se encuentre una de las fuentes no marxistas de  la ulterior teoría de la alienacion de Ludovico.
A continuación les ofrezco fragmentos del libro de Arasteh, “Rumi, el persa, el sufí”, publicado ya hace unos años por Paidós. Al final de estos fragmentos de Arasteh, ofrezco al lector una brevísima muestra de la poesía de Rumi:
“Según el Sufismo, el verdadero ser no es aquello que el medio y la cultura desarrollan en nosotros sino que es básicamente el producto del universo en evolución De aquí en adelante me referiré a él denominándolo ser cósmico o ser universal en contraste con el ser fenoménico, el producto de la cultura y el ambiente. El ser cósmico puede ser considerado como la imagen del universo que debe ser develada. Se halla envuelta en nuestro inconsciente, si es que no es el inconsciente mismo, mientras que el ser fenoménico implica la conciencia. En el Sufismo el inconsciente recibe más atención que la conciencia; posee infinitas potencialidades, mientras que la conciencia es algo limitado; y sólo el inconsciente provee los medios para lograr el verdadero ser.  El ser cósmico nos abarca totalmente mientras que el ser fenoménico designa sólo a una parte de nuestra existencia. El ser fenoménico nos ha separado de nuestro origen, el de la unión con la vida.  Habiendo tomado conciencia de esta separación, sólo podemos vivir plenamente si vaciamos nuestra conciencia, trayendo a la luz el inconsciente, logrando una percepción de nuestra existencia como un todo y viviendo en un estado de plena conciencia. Denominaré a este estado existencia cósmica o conciencia trascendental. El verdadero ser puede considerarse como la corona de la inconsciencia, que en potencia es la existencia consciente, la meta Sufi. Identificar este estado psíquico no constituye una tarea sencilla, pues su misma naturaleza es de devenir, y cuando se logra, helo allí.  Los Sufis persas consideran como que se explica a sí mismo y que es evidente de por sí. Al igual que el sol es una prueba de su propia existencia, así también lo es el verdadero ser. Cada uno de nosotros lo hemos experimentado en alguna ocasión. Al menos una vez hemos escuchado su voz, su llamado y su invitación, a menudo sin habernos dado cuenta. Quizá las palabras “mí mismo”, “él” o “ello” pueden identificar mejor al ser verdadero que las palabras “yo” o “nosotros”. En este sentido, el Sufismo consiste de dos etapas: 1) la muerte del “yo”, y 2) la adquisición de la completa conciencia del “mí mismo”. El verdadero ser no existe en sitio alguno, su misma naturaleza es intensiva antes que extensiva, y puede hallarse muy cerca de nosotros o muy lejano, dependiendo de la experiencia del individuo. Ordinariamente un destello de sabiduría ilumina la conciencia, un pequeño círculo de nuestra psique, mas cuando logramos alcanzar el ser verdadero un fuerte resplandor ilumina constantemente toda su estructura. Algunos Sufis ubican a este ser en el corazón, pero uno puede preguntarse: '¿cómo puede el corazón, significando realmente una habilidad para la experiencia intuitiva, tener una ubicación definida?' ”.

Tres poemas de Rumi:

“Ha pasado el jinete celestial
Levantando polvo al aire estival.
Pasó raudo; y el polvo suspendido
Se ha demorado aquí y no se ha ido”.

“El sufí abre sus brazos al universo
y, libre, entrega cada aliento.
Diferente al que suplica en la calle para sobrevivir
Un derviche ruega por entregar su propia vida”.

 “El amor es el astrolabio de los misterios de Dios”

    2 comentarios:

    1. No cabe duda Rumi me abrio el camino de la expiritualidad universal, aahora me entero de que Reza Arasteh ha dialogado con Thomas Merton en el pasado. Siemrpe vitales todos ellos.

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    2. Ahora me entero, quiza siempre tarde, que Reza Arasteh fallecio hace años.
      Me considero su discipulo, ya que abrio caminos de Rumi,cuando lei su libro RUMI EL SUFI EL PERSA, pero lo más notable fue su inclusion del sufismo como un vero camino de integracion y desarrollo con sanos fundamentos psicologicos, debiera ser leido por los jovenes.

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