viernes, 9 de agosto de 2013

“YO ESTABA HABLANDO DE ARTE... NO ESTOY SEGURO DE QUE ELLA LO ESTABA HACIENDO…”


Dentro de la historia, hecha visible con el paso del tiempo, de la Guerra Fría, los “espías de Cambridge” pueden caracterizarse como parte de la operación de inteligencia más exitosa del campo socialista contra los servicios de inteligencia occidentales. No voy a extenderme sobre su impresionante historia que muestra, entre otras cosas, una lealtad, a toda prueba, a la lucha contra el fascismo y contra la sociedad burguesa. Solamente quiero mostrarles el fragmento, tomado de youtube, de un viejo documental de la BBC en el que uno de estos excepcionales “topos” soviéticos, Sir Anthony Blunt, curador de la galería de Arte de la monarquía y miembro del círculo íntimo de la Reina de Inglaterra, comenta sobre el valor de esa colección artística dentro del palacio de Buckingham. Existe, por cierto, una obra de teatro inspirada en la extraordinaria historia de Blunt: “A Question of Attribution” de Alan Bennett.
El video:
http://www.youtube.com/watch?v=BQ8BRj4YWLM&list=PLBH06mr_tKW_SbU36DtHRfh0m_g0mkkt7

Mole & Queens Surveyor Anthony Blunt


 

jueves, 8 de agosto de 2013

UN TESTIGO DEL BOMBARDEO DE HIROSHIMA: SU IMPACTO EN THOMAS MERTON Y ERNESTO CARDENAL


Al comienzo del primer tomo de sus excepcionales memorias (el titulado “Vida perdida”) Ernesto Cardenal evoca su época de novicio, hacia finales de los años 50, en el monasterio de Getsemaní, Kentucky. Allí  se produjo su encuentro con Thomas Merton el cual resultaría de enorme importancia tanto para la poesía como para la teología de la liberación latinoamericana.
 
Puesto que la orden Trapense impone votos de silencio, la directiva del monasterio le asignó un instructor a Cardenal para que practicase, durante una hora a la semana, el idioma inglés. Cardenal rememora, con afecto, a ese instructor que no era monje sino “oblato”, alguien que lleva vida monástica sin tomar los votos. En este caso se trataba del “Hermano Matthew” quien ya tenía, para ese entonces, unos diez años en Getsemaní.
 
A través de la remembranza de Cardenal nos enteramos de que el “Hermano Matthew” era un famoso escritor de guiones cinematográficos de Hollywood, visitado, en el monasterio, por actrices famosas, amigo íntimo de Ernest Hemingway, Maurice Chevalier  y Henry Fonda. En una de las conversaciones con el poeta nicaragüense, “Matthew” le confiesa lo que, probablemente, fue la causa principal de su ruptura con “el mundo”, su adopción de la vida monacal: el 6 de agosto de 1945 él había sido parte de la tripulación del “Enola Gay” durante el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima.
 

“Matthew” había sido designado cronista oficial de esa criminal acción, por parte del gobierno norteamericano, a partir de su vasta trayectoria como escritor de Hollywood. “Matthew”, prosigue Cardenal, le mostró su relato de esa fecha trágica, junto con testimonios gráficos del traumático evento.

El poeta nicaragüense nunca nos dice el nombre autentico de este “oblato” testigo del primer estallido del hongo nuclear. Sin embargo nos da una pista sobre su identidad, nos dice que, como guionista, fue el autor de la popular serie cinematográfica “The Thin Man” producida, con enorme éxito, entre 1934 y 1947.
 
Haciendo una simple búsqueda en internet encontramos que se trataba del norteamericano Albert Hackett (1900-1995) quien, junto con su esposa Frances Goodrich, escribió no solamente la ya citada serie, sino algunos de los más grandes éxitos de Hollywood entre las décadas de los 30, 40 y 50. Hackett y Goodrich, por ejemplo, hicieron la adaptación de “El diario de Anna Frank” (1959). Su adaptación teatral de esta misma obra ya les había dado un Premio Pulitzer en 1956.
 
En todo caso y más allá del dato de su verdadera identidad, no cabe duda de que el testimonio del “Hermano Matthew” sobre el horror del bombardeo atómico de Japón tuvo un profundo impacto tanto en Thomas Merton como Ernesto Cardenal. El nicaragüense escribiría uno de sus más célebres poemas sobre el tema: “Apocalipsis” (1965). Mientras que Merton no sólo escribiría importantes textos, tanto poéticos como ensayísticos, sobre la guerra nuclear sino que se convertiría, desde finales de los 50 hasta su muerte en 1968, en uno de los críticos más importantes e influyentes de la carrera nuclear durante la Guerra Fría, condenando, de manera enérgica, uno de sus aspectos más brutales: la doctrina norteamericana del “ataque nuclear preventivo” contra la URSS.